- Escucho esto mientras escribo (Spotify)
- En la última nube te hablaba sobre los valores.
- Debajo te dejo una encuesta que me encantaría que rellenases.
- Esta carta no va sobre actualidad, ni internet, es una respuesta a un problema, es un viaje a la raíz.
-La palabra de la semana es:
Intento mantener los ojos bien abiertos mientras escribo esto. Llevo unos días que no duermo bien, y hoy, sábado, mi cuerpo se ha rendido por completo; mis movimientos son más lentos, elijo muy bien las palabras antes de pronunciarlas (algo que en condiciones normales sucede a la inversa: mi verborrea suele ir siempre por delante a mis pensamientos), y no me apetece salir de casa a expensas de que el sol lleva brillando con fuerza todo el día. Casi parece que me está chinchando desde las alturas.
¿La razón? Te diría que la culpa la tiene la preciosa pero rugiente avenida a los pies del edificio donde acabo de alquilar un pequeño apartamento. Llevo muchos años sin vivir en el centro de una ciudad, ni siquiera recordaba que fueran tan ruidosas… pero para ser sincera —que aquí siempre lo soy—, creo que este insomnio descontrolado viene a raíz de algo más profundo y personal (una consecuencia de hacerse mayor es darse cuenta de que, normalmente, los problemas tienen las raíces hundidas en nosotros mismos).
Hasta no hace mucho, repelía los cambios. Es más, de pequeña me daban pánico. Cuando tenía unos 5 años, mi padre me explicó que pronto nos mudaríamos y ya no tendría que seguir compartiendo cuarto con mi hermano mayor. No recuerdo si lloré (apuesto a que sí), pero sí recuerdo mi tristeza transformada en algo más reconocible: miedo.
Por esa edad, cuando me levantaba en mitad de la noche por alguna pesadilla, mi hermano se despertaba cuando yo ya estaba de camino a la cama de mis padres, me abría la colcha y me invitaba a dormir acompañada. Pero muchas veces no hacia ni si quiera falta. Girar la cabeza y ver que Marcos estaba plácidamente dormido en la cama de al lado me daba una inmensa tranquilidad.
Podría contar mil cosas más sobre todo lo que me encantaba de compartir cuarto con mi hermano; verle hacer deberes de mayores en ese escritorio infinito y soñar con tener algo así algún día; las fotos de grupo de su clase que pegaba en el armario y que por alguna razón me llamaban muchísimo la atención; los ruidos que hacia cuando se quedaba dormido (siempre antes que yo, algo que me enfadaba y me hacia gracia al mismo tiempo). De todas esas cosas me tuve que despedir para ser una niña grande con su propio cuarto.
Los años fueron pasando y mi miedo a los cambios —a dejar la vida tal y como la conocía por otras cosas—, me seguía produciendo rechazo. Hasta que ya pasada la adolescencia descubrí que cambiar era el requisito fundamental para conseguir cosas nuevas, a veces maravillosas y excitantes. Y más adelante, ya en la universidad, me di cuenta de que a la vida le da igual si estás predispuesta o no, te va a cambiar los planes un millón de veces. Así que aprendí a ser flexible, a agradecer y honrar el pasado pero siempre abrazando con fuerza lo nuevo. Al fin y al cabo es nuestra única garantía de que lo estamos haciendo bien y seguimos subidos en la rueda de la vida.
Vaya, ya me he vuelto a poner profunda.
El caso es que cuando digo que me gustan los cambios, en realidad es una mentira que me digo a mi misma, al menos en parte. Cambiar de rutina y dejar cosas atrás me sigue constando una inmensidad, me crea malestar y tristeza. Lo que ocurre es que ya tengo los suficientes años como para saber lo que viene después, y lo que viene después siempre merece la pena porque es aprendizaje. ¿Y a qué venimos si no es a aprender?
Mientras siga teniendo estas inmensas y locas ganas de vivir seguiré tirándome al vacío de lo nuevo, trasnocharé, experimentaré, y pondré a prueba una y otra vez lo que sé y lo que no. Estaré con los ojos bien abiertos, como ahora, para seleccionar cuidadosamente con lo que me quiero quedar y con lo que no.
Y volveré, siempre, todas las veces que me vaya, a los lugares donde me siento en casa. Volver es mi paracaídas, y la familia, la propia o la escogida, una puerta que afortunadamente siempre estará abierta.
Hace unos días me crucé con este post, en él Alejandro se despide de Madrid para volver a su casa, que también es mi casa: Ponferrada. Vuelve para tener la vida que busca, estar cerquita de la gente que más quiere y tener la tranquilidad de una vida más pausada. Me gustó porque puedo sentir su emoción a través de sus líneas. Porque sé que igual de excitante es irse, también lo es volver. Y como bien lo explica él, el único triunfo en la vida es estar donde uno quiere realmente estar.
En mi caso, de momento, mi vida no está en Ponferrada, pero si quiero estar cerquita, para volver siempre que me haga falta un caldo de la abuela, la risa de mi hermana, o simplemente cerciorarme de que la casa sigue llena.
COSAS QUE ME HAN GUSTADO DE LA SEMANA:
Lo digo a menudo, pero escribir esta carta ha sido de lo mejorcito. Es increíble lo que puede sanar la escritura. Sé que no es el texto que más likes o interacciones va a tener, pero el objetivo de En Las Nubes es el conseguido aquí: aislarte un poco del día a día, pensar, reflexionar, liberarte. A veces de temas comunes y complejos como las redes, otras desde una perspectiva más íntima… Con que alguien se haya sentido identificado, ya ha merecido la pena publicar algo tan personal.
En las últimas dos semanas se han unido casi 100 nuevos lectores. Ya somos más de 340 y la verdad que me siento un poco abrumada… Si eres nuevo/a, bienvenido/a!!! Probablemente hayas llegado debido a mis últimos post sobre tecnología y ahora mismo te sientas confundido/a, jaja! aquí te encontrarás de todo, sírvete de lo que más te guste!!
Cuando Manu buscó librerías por Sevilla y me llevó a una pequeñita y preciosa con libros de segunda mano. Lo más enternecedor de todo es ver como se esfuerza para que me sienta a gusto en esta ciudad.
Notar cómo me valoran en el trabajo.
Sentir el pisito un poquito más nuestro.
Comer rico todos los días.
Saber que en muy pocos días vuelvo a casa a abrazar a mi familia, (y a descansar sin ruidos de coches, já).
Estoy aprendiendo a ser constante y tener disciplina.
RECOMENDACIONES:
Algo que escuchar:
Además de la playlist que te dejé arriba, me crucé con esta canción bella de Tom Odell. (youtube).
Algo que ver:
Esta entrevista de La Revuelta a Pablo Sainz-Villegas, embajador de la guitarra española en el mundo. No es cómo toca, que también, si no cómo habla. ¿Cómo podía no conocerle? Te dejo aquí el link.
Sobre newsletters:
- En Inglés: esta que habla sobre el poder de fluir y cómo se llenan los bolsillos a costa de algo que nos atrapa sin darnos cuenta.
- Es Español: esta sobre cómo aprender a navegar de nuevo por la red.
Algo que leer fuera de Substack:
- Este fragmento que rescató Carmen Pacheco en Flecha, son las palabras de Ann Druyan tras la muerte de su marido, Carl Sagan, y aquí puedes leer el artículo completo.
Every single moment that we were alive and we were together was miraculous-not miraculous in the sense of inexplicable or supernatural. We knew we were beneficiaries of chance. . . . That pure chance could be so generous and so kind. . . . That we could find each other, as Carl wrote so beautifully in Cosmos, you know, in the vastness of space and the immensity of time. . . . That we could be together for twenty years. That is something which sustains me and it’s much more meaningful. . . . The way he treated me and the way I treated him, the way we took care of each other and our family, while he lived. That is so much more important than the idea I will see him someday. I don't think I'll ever see Carl again. But I saw him. We saw each other. We found each other in the cosmos, and that was wonderful.
Un plan:
¿Hace cuánto no te tumbas a mirar las estrellas…. y ya?
Sobre las Nubes:
Mi vida ahora mismo está en pleno proceso de orden, pero intentaré recuperar el calendario de contenidos que tenía planeado (lleva un valioso tiempo que espero ir ganando en mi camino al orden).
Pero mientras tanto, y debido a que somos sustancialmente unos pocos más.. ¿qué te parece si completas rápidamente esta encuesta? Me vendría genial para conocerte.
¿De qué te gustaría que hablásemos por aquí? Déjamelo en comentarios.
Si has llegado hasta aquí, lo primero gracias. Si te ha gustado puedes decírmelo y alegrarme la semana. Compartir o dar me gusta ayuda a que más gente me conozca.
Que tengas una feliz semana
A mí me encanta todo lo que escribes, sea cual sea el tema que elijas ese día. 😊
Paciencia con el ruido... tu mente se acabará acostumbrando y podrás dormir mejor. Ánimo!