- Mientras escribo escucho esta playlist (youtube)
- Recuerda que debajo te dejo siempre lo mejor de la semana y alguna recomendación :)
- A partir de la semana que viene volveremos a los lunes como la fecha estándar para recibir las nubes/cartas.
- La frase de la semana (rescatada del refranero español) es:
Hoy no me apetece hablaros de Fake News, ni de redes sociales, ni de adicciones digitales… hoy me tomo la libertad de saltarme la agenda de temas para escribiros desde un lugar más suave, más tranquilo e introspectivo.
Quiero que esta primera carta del año hable de oportunidades, del poder de las primeras veces, de empezar con buen pie. Los comienzos son una bendición, me encanta esa sensación todopoderosa —que casi parece real—, de poder empezar de cero, un borrón, y cuenta nueva. No hace falta que necesites huir de algo concreto, simplemente es liberador saber que tienes la oportunidad de volver a empezar.
Yo nunca he sido de otoños o fines de año, no me gustan los domingo, tampoco el frío. Soy más del 1 de enero, de la esperanzadora primavera y el aire fresco de los lunes. Prefiero las cosas que hablan de renacer, de comenzar, estoy enamorada de los primeros pasos. Por eso me gusta cambiar de ciudad, de oficio, coger mis cosas —las justas—, y llevarlas a otro lugar, solo porque sí, porque puedo, porque por qué no.
Enero es mágico. Me fascina pensar como miles o incluso millones abandonamos la comodidad de la casa de nuestra infancia, o donde sea que has pasado la Navidad —puede ser un estado mental, no solo geográfico—, y volvemos al frente, a las primeras filas de tu presente para seguir tejiendo en solitud tu día a día. Precisamente porque soy experta en comienzos, reconozco la dificultad de deshacerte de los tentáculos de la nostalgia que ha empapado los pasados días festivos para volver a la vida real.

En estas pasadas semanas me he encontrado reflexionando sobre la línea que separa lo que sucedió en el pasado y lo que permanece todavía hoy, —o si sólo son espejismos—. Es el caso, por ejemplo, de los amigos de toda la vida, muchas veces lo que mantiene viva la llama de la amistad son los recuerdos de una época dorada que ya no existe, anécdotas de una infancia o adolescencia en común, travesuras e historias que nos acompañarán en los recuerdos para siempre, pero inevitablemente forman parte de un pasado que ya no volverá. Al fin y al cabo, no podemos volver a tener 16 otra vez.
Pienso en el tiempo, en como te va empujando, quieras o no a la siguiente casilla. En como nos obliga a abandonar etapas para empezar otras. Muchos de tus amigos de antes ya no son tan amigos pero llegan los nuevos. Y entonteces concluyo que quizás no sea que me guste empezar, quizás simplemente sea que intento enfocarme más en lo que gano que en lo que pierdo.
Por ello, ya no fuerzo nada, no fuerzo quedarme en lugares en los que todo grita que ya no pertenezco, intento soltar con facilidad para aferrarme a lo nuevo, que es incierto, abstracto, no sé si será mejor o peor, pero es fértil, allí pueden brotar nuevas flores, y con eso me vale.
Aún así, los encuentros con antiguas vidas no me resultan fáciles, detesto esa aura melancólica que inunda todo, ese “todo lo que fuimos” con forma de lazo que nos une a lugares y personas que ya no, pero alguna vez sí fue. Y por mucho que me encienda el corazón visitar viejos lugares conocidos, algo me pellizca el alma y me recuerda que, mientras lucho para sacar adelante nuevos proyectos que me mantengan a flote, pequeños duelos silenciosos suceden en el fondo.
No es que quiera volver, es que el corazón no entiende de distancias. Eso es lo increíble de los recuerdos, puede haber pasado años, terremotos y fuertes oleajes, que cuando se te cruza por la mente parecen frescos, cercanos, alcanzables, a veces hasta los puedo oler.
Hay una canción, un verso de la MODA(min 1:15) que salió cuando yo todavía vivía en la capital: “Si llueve nos emborrachamos y así no lloramos al pasar Madrid”. Algo me decía que algún día iba a sentir esa frase más de la cuenta, y no me equivocaba. Me emborracho de nuevas experiencias, nuevos amigos y etapas que sirven de analgésico. Así cuando paso por la ciudad que me hizo quien soy, puedo abrazar sin llorar a los grandes amigos, —aunque yo se que abrazo a lo que queda de todo ello—.
Y así me doy cuenta que aunque las etapas, los lugares y las experiencias son efímeras, el amor que podemos sentir por todo ello es eterno. El amor por los amigos que tuvimos, por las casas que habitamos, por la cafeteria de la esquina, por las calles que anduvimos, por las montañas que nos acompañaron durante años, por la persona que fuimos… Todo eso nos acompañará mientras construimos en lugares nuevos.
Empezar es mi analgésico. Porque el amor y el dolor no son la misma cosa, pero a veces van de la mano y una es consecuencia de la otra.
Este propósito para el 2025 es claro, limpio, simple: aprender a andar firme en la línea de lo ambiguo, aferrarme con fuerza a la oportunidad de un nuevo año y aceptar que hay cosas que ya no están ni se las espera, soltarlas sin miedo, aunque sea lo justo para no perder el equilibrio y poder abrazar sin titubear a las nuevas.
Y claro que volveré a visitar viejos lugares y desearé con fuerza que sean mi presente, claro que me frustraré ante la imposibilidad de revivirlos y aprenderé que eso está bien. Que una vida cargada de recuerdos, amor y nostalgia es una vida bien vivida, y que el dolor, a veces, es lo que queda de lo que una vez ardió con intensidad, y así tendrá que ser.
Que vivan los comienzos. Que vivan los folios en blanco del libro de nuestra vida.
Os deseo un 2025 lleno de oportunidades nuevas y futuros recuerdos maravillosos.
COSAS QUE ME HAN HECHO FELIZ:
Escribiros esta nube. El acto de poner letras en un folio en blanco e intentar decir algo con sentido me parece fascinante.
Que Aryan viniera desde Australia de visita a España, abrazarle y pasar nuevo año con el en la Puerta del Sol.
Estar en casa de Paula, conocer a Shiva.
Reencontrarme con grandes amigos y sentirme orgullosa de todo lo que he vivido con ellos.
El sol de enero que me calienta y me avisa de que no se ha ido a ninguna parte.
Nuevos proyectos confirmados para un año lleno de nuevos comienzos
Un atardecer con mi familia de Sevilla.
RECOMENDACIONES VARIAS:
En recomendaciones estoy viendo 100 Años de Soledad en Netflix (serie), y aunque sea un millón de veces mejor el libro, me está encantando volverlo a recordar todo, además, muchas cosas me las imaginaba tal cual.
En pelis ayer terminé la triología de El Padrino y puedo decir que me han encantado las tres. Historia del cine. Si aún no las has visto corre a verlas.
En música por supuesto el álbum de Bad Bunny. Yo no soy de escuchar reggaeton pero admiro el trabajo que hay detrás y me pone de buen humor. Os dejo este artículo de sustrato para que lo podáis entender mejor.
Me ha ENCANTADO esta newsletter en inglés que reflexiona sobre un sentimiento que hemos sentido muchos (a veces con vergüenza) :
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Que tengas una feliz semana
Me ha encantado. Muy bonito tu escrito ✨