- Estoy escuchando esto mientras escribo
-Debajo te dejo siempre lo mejor de la semana y alguna recomendación.
- Definición de la semana: HIBERNACIÓN (RAE)
Las personas suelen odiar el fin del año, o quizás sea el invierno en sí. Esta estación está asociada al frio, la tristeza, la muerte, y el fin irrevocable de las cosas, cuando más bien, es al revés.
Unas semanas atrás os contaba por qué nunca había sido fan del otoño y que llevaba dos años sin enfrentarme al frío invierno. Decía que el otoño olía demasiado fuerte a nostalgia, a la espera de un fin que inevitablemente va a llegar, días que cada vez se apagan antes…. El invierno es la cúspide, el colofón final de un año cargado de momentos. Sí, sin duda es final, pero también es principio.
Este año he comenzado a comprender que quizás no se trate de huir de las emociones que nos incomodan. Somos yonkis de las buenas sensaciones, de la felicidad, de la alegría, de que nos den la razón, huimos de la oscuridad y se nos olvida que siempre hay un yang para un yin.
Me parece que el invierno, la Navidad, el fin del año, están hechos para eso, para enfrentarte al duelo, a la tristeza, a las sillas de la mesa que ya no las ocupa nadie, a pedir perdón, a hacer recuento, a parar y echar la vista atrás.
Empezar el año sin cerrar está condenado a la mediocridad de la continuidad, a lo repetitivo y a no pensar. Supongo que si lees está carta es porque quieres empezar a vivir con más conciencia, por lo que lo de la frase anterior no nos interesa.
¿Qué vas a hacer si no? ¿Cerrar los ojos e ignorar todas esas emociones sin resolver hasta marzo? ¿Vivir amargado/a hasta que llegue la primavera y te puedas quitar la chaqueta? ¡Qué desperdicio!.
Estas fechas están hechas para la introspección, para limpiarte por dentro. Para despachar lo que sí y lo que no.
Lo que sí:
Ha sido un año muy intenso. Tanto que no sé ni por donde empezar, pero lo voy a intentar.
Hay que atreverse. La valentía no es una opción. Si no quieres pasar por la vida de puntillas, te va a tocar arriesgar, nada de medias tintas, si decides hacer algo, hazlo de lleno y hazlo bien, —esto se aplica también para los errores, si la vas a cagar, cágala del todo—. ¡Tírate a la piscina! Ya veremos si está llena.
Viajar es genial, quedarse también. Este año ha sido el primero de mi vida que quería volver a casa sin planes de volver a irme. El primero que he prestado más atención a quién me llevaba al aeropuerto y menos a quién conociera en el avión. El primero en querer ser más anfitriona que invitada. Quizás sea que me estoy haciendo mayor, o quizás, simplemente, me haya dado cuenta que quedarse y asentarse a veces es el mayor reto.
Hay que hacer cosas, todos los días. Dice Carla en Alas que los años pasan entre días ridículamente normales. Tiene razón, días grandes hay pocos, lo verdaderamente importante es lo que haces hasta llegar a ellos. Cuando perdía las ganas, la motivación o la ilusión, siempre me decía al levantarme de la cama: venga Sofi, a hacer cosas. Es en lo pequeño donde se construye lo grande, es en lo diminuto donde está lo esencial.
El deporte es importante. Me hace sentirme fuerte e independiente, capaz. Estar bien por dentro te incita a estar bien por fuera, y al revés.
El dinero es un medio, no un fin. Una de las mayores lecciones sin duda de este año es que el dinero siempre tiene que ser para un objetivo. Que cueste ahorrarlo sólo tiene que servir para elegir bien en qué gastarlo. La culpabilidad no tiene sentido. El dinero tiene que ser tu billete a nuevos lugares, no es un tesoro. Te lo dice una que se gastó casi todo lo ahorrado en viajes, y lo volvería a hacer.
Nadie está mirando. El ego es otra de las cosas en las que más estoy trabajando. Al ego le encanta sentirse reconocido y aceptado, lo que no sabe es que no importamos tanto como creemos. Darle poder a esas supuestas personas que nos miran nos incapacita para crear y crecer y equivocarnos libremente. Haz las cosas por ti, sé el único protagonista de tu vida.
La única forma de no sentir el paso del tiempo es buscando nuevos proyectos constantemente. En contra de lo que pensaba, esto no solo se consigue a través de viajes. Por ejemplo; un idioma, esta newsletter, aprender a tocar el piano, un puzzle, lo que sea que te haga mantenerte activa y motivada.
Respetar tu rutina y prioridades. La única forma de sentir que tienes el control de tu vida cuando todo está patas arriba es ser estricta con tus horarios. Mi madre siempre me ha dicho que la base de todo es dormir bien y comer bien. Asegúrate de que tu rutina cumpla con estos principios básicos para que todo lo demás funcione.
Lo que no:
Estar horas y horas en un eterno scrolling del teléfono, buscar la dopamina de las notificaciones y consumir contenido basura. Tener una relación saludable con el teléfono y las redes sociales es un sueño que necesito que se haga realidad asap.
Las buenas ideas están en el exterior. Aunque me encante hibernar, la vida siempre está ahí fuera, esperando que la agarres.
Compararme y FOMO (temor a perderse algo). Una cosa que me ha dado el running este año es que la competitividad tiene que ser exclusiva conmigo misma. Ojalá llevar esto a todos los ámbitos de mi vida. Ojalá no pensar que llego demasiado tarde a todo. Ojalá dejar de pensar que los demás lo hacen mejor. Ojalá aprender a disfrutar de dónde estoy hoy, sin la nostalgia del ayer y el ansia del futuro.
Menos cantidad y más calidad. Quiero aprender a desprenderme de la ropa que ya no uso, de los libros que ya no leo, de las compañías que ya no disfruto, de las fotos innecesarias… Nuestra naturaleza nos empuja a guardarlo todo y no nos damos cuenta que se avanza más ligero con menos cosas en la mochila.
Perder el tiempo, incapacidad para ajustarme a los horarios, procrastinar. Aunque ya haya mejorado mucho en comparación a un par de años atrás, sigo siendo mi peor enemiga en cuanto gestión del tiempo se refiere.
Síndrome del impostor. En general intento cuidar mi autoestima, he conseguido tratarme bien, tener paciencia… ¿por qué sigo sintiéndome insegura cuándo trabajo en algo? Sentirme buena en lo que hago es un gran pendiente.
Este año sin duda ha sido de los mejores de mi vida, aunque no el más fácil. Me he enfrentado a grandes retos y me he llevado grandes lecciones y amistades. Es increíble todo lo que te puede cambiar la vida en un año.
Si el 2024 fuera una historia, un cuento, la moraleja sería simple: siéntelo todo. Las emociones son necesarias, sentir profundo tiene más de superpoder que de defecto.
Vivir en la superficie no vale de nada, como decía El Principito, lo esencial es invisible a los ojos.
Si tu año fuera un cuento ¿Cuál sería vuestra moraleja?
COSAS QUE ME HAN HECHO FELIZ ESTA SEMANA Y ALGUNA RECOMENDACIÓN:
No tenía ganas de celebrar Navidad, no me sentía muy festiva asique fingí una sonrisa, salí y ya no la tuve que fingir más. A veces hay que empujarnos un poquito, escoger una canción animada y echarse a bailar.
Los planes familiares todos los días. La familia es una cosa que ya no doy por hecho.
Correr la San Silvestre por primera vez con mi prima y amigos.
Comer mucho y muy rico.
Leí el cómic Balada para Sophie. Le doy un 5/5 es excepcional. Si eres como yo y te da rabia gastarte el dinero en un cómic que se lee en dos días, puedes pedirlo en la biblio. No te arrepentirás.
La recomendación musical de la semana es Bon Iver, en general, me encanta. Y desde que leí el cómic escucho mientras leo a Samson Francois
Si no sabes que peli ver, ponte una entretenida de Navidad de Netflix.
*La semana que viene no publicaré por Reyes. Pero nos vemos el lunes 13 con muchas más rayadas mías.
¡Hasta el año que viene!
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Que tengas una feliz semana
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Un magnífico ejercicio de sinceridad a través de los propios sentimientos. ¡Feliz 2025!
Pues mucha razón en todo y muy bien escrito.