- Escribo esto mientras la IA (Alexa) reproduce canciones a piano.
- Debajo te dejo algunas recomendaciones y lo mejor de los últimos días.
- La frase de la semana: “Necesitas reivindicar como propios los acontecimientos de tu vida para pertenecerte a ti mismo” - Ingrid Bengis.
Fue ayer, mientras veía a mi hermana lanzar una moneda al aire, cuando un pensamiento fugaz —como un destello en el cielo— cruzó mi mente y dio origen al tema de esta nube. Exactamente tres segundos duró aquel trozo de metal en el aire, girando sobre sí mismo, hasta caer en sus manos.
Decisión, tiempo y éxito. Parecen palabras aleatorias, pero se interrelacionan y crean un círculo de dependencia entre ellas. Nosotros, los homo sapiens, seres supuestamente reflexivos que creemos, —y solo creemos— que algo tenemos que ver en todo ello, estamos en el centro de ese círculo (atención aquí, no digo que formemos parte, digo que estamos en el centro). Esas tres palabras definen, más o menos, lo que hacemos con esta vida que nos han impuesto.
Son unas 35.000 decisiones al día las que tenemos que tomar, según explica en su libro ‘Bad Moves’ Barbara Sahakian, profesora de neuropsicología clínica en la Universidad de Cambridge. Imagínate todas las que tomas en la vida (no he querido hacer la cuenta). Es cierto que la mayoría son inconscientes, pero hay estudios que explican la tendencia del cerebro a priorizar lo fácil sobre lo que es más adecuado para nosotros.
Eso es exactamente lo que hicimos mi hermana y yo al lanzar esa moneda. Ella tiene la mala costumbre de hacer caso a los consejos que le doy. Y como no le ha ido del todo mal (supongo), pensaba que podía relegarme la responsabilidad de tomar una decisión tan importante. Já.
“Siento que voy a ciegas” se quejaba ayer al yo negarme en rotundo. Me reí ante su ingenuidad, cómo si los 10 años que le saco me dieran por derecho más capacidad de visión en mi propia toma de decisiones.
Lo cierto es que nunca tenemos la información necesaria que nos pueda asegurar el camino correcto. Supongo que ahí está la gracia, en la imposibilidad de leer las páginas siguientes de nuestro particular libro. Paradójicamente, que las dudas nos van a acompañar durante toda nuestra vida es de las pocas certezas que poseemos.
Al final, lanzar esa moneda al aire fue el último y probablemente peor consejo que le he dado tras muchas conversaciones sin llegar a ningún lado. Si ni ella ni yo queremos responsabilizarnos de las consecuencias, una moneda es el perfecto chivo expiatorio.
Me consuelo pensando en mi teoría del círculo; solo estamos en el centro de un mecanismo que se rige por si mismo. Pensar que el control de nuestras vidas recae completamente en nosotros me parece un concepto ambiguo, precisamente porque nos debemos a unas circunstancias impuestas y por que no sé hasta que punto se puede hablar de decisiones conscientes cuando careces de la información necesaria para tomarlas. Al fin y al cabo, no puedes saber cómo te irá hasta que no lo vivas en tus propias pieles.
Ya tenemos el concepto de la decisión abordado. El tiempo es otro melón que no quiero abrir ahora mismo, pero básicamente lo veo como un policía que te empuja a hacer ciertas cosas en ciertos momentos quieras o no. Es cruel y no da muchas oportunidades, pero también es lo que da sentido a todo. El timing es clave en la toma de decisiones.
Volviendo a la moneda: curiosamente salió cara, el lado que habíamos otorgado con la decisión más arriesgada, pero también la que más le apetecía. Yo suelo lanzarme a las decisiones que más miedo me dan porque son de las que más alegrías y aprendizajes me traen, pero eso es algo que sí he podido experimentar en esos 10 años que le llevo. Saber que tras un periodo de adaptación e incomodidad llega la recompensa me da cierta tranquilidad cuando llega el momento de decantarte entre lo fácil o lo bueno. Mi hermana no cuenta con esa tranquilidad por lo que pude ver su susto cuando apareció la ‘cara’ entre sus manos.
Esa cara de susto disfrazaba un ‘tengo miedo al fracaso’ de libro. Y ese fracaso se puede traducir en no llegar a ciertas expectativas fundamentadas en las creencias de otras personas. Tendemos a proyectar los miedos de los demás en nuestros sueños, y eso nos paraliza.
Carl Gustav Jung decía que “nada tiene una influencia psicológica más poderosa sobre el entorno y especialmente sobre los hijos que la vida no vivida de los padres”. Yo lo alargaría todavía más, es inevitable, nuestro entorno cercano tiene un impacto real en nuestra propia toma de decisiones.
Ante ello, el único antídoto que me ha funcionado es permitirme a mi misma cambiar de opinión. Los homo sapiens somos seres de rutinas y creencias fijas, eso nos ha ayudado a sobrevivir, pero como expliqué en mi anterior carta, de vez en cuando, para conseguir cosas extraordinarias, es necesario sacar el pie del tiesto.
Creo que el hecho de que en el pasado quisiéramos algo con mucha pasión y convicción no tiene por qué significar que ahora queramos lo mismo. Somos seres en movimiento, y en consecuencia cambiamos. Es lógico que vayamos revisando esas viejas creencias de vez en cuando ¿no?.
Por ejemplo, debido a mi espíritu aventurero que me ha caracterizado siempre y especialmente durante mis 20’s, cuando volví de Australia muchas personas se esperaban, y se siguen esperando que no fuera a vivir en España. “¿Qué viene después?” me preguntan cuando me ven. Y yo, ya desde mis últimos meses viviendo en las antípodas, me di cuenta que lo que ahora necesito es un lugar que pueda llamar indefinidamente hogar. Al menos por ahora.
Y si ya es difícil tomar una gran decisión como es elegir cómo vivir tu vida, imagina tener que cargar con las expectativas ajenas, y aquí incluyo también a las expectativas propias pero antiguas, que son ajenas porque ya no nos pertenecen.
Todo esto fue lo que intenté explicar ayer a mi hermana, aunque sé que no lo entenderá hasta que lo viva, como tiene que ser.
Este jueves, en medio de una rutina completamente ordinaria, estaba tomando una cerveza con amigos mientras escuchábamos música en directo. Es un plan que me gusta e intento buscar lugares así independientemente de la parte en el mundo en la que me encuentre. Cuando llega el momento de cantar la canción conocida, como buena extranjera me he tenido que quedar callada admirando con curiosidad como una canción tan ajena a mi podía ser tan conocida en otros lugares. Pero este jueves cualquiera, mientras cantaba al unísono con otras 50 personas “y tras varios tequilas las nubes se van pero el sol no regresa” sentí como los pelos del brazo se me ponían de punta. Para mi, ahora, el éxito es saberme la canción.
Es ahí, querida hermana, junto a ese pellizco en el corazón, donde encuentras la visión suficiente para saber que estás haciendo las cosas bien.
Cosas felices de los últimos días:
La cerveza del jueves con amigos y saberme la canción
La lluvia ha dado una tregua y el sol ha llegado para calentar bien los huesos
Ponerme después de 5 meses unos pantalones cortos
Tener plantitas nuevas
El pisin mucho más mono
Superar nuevos obstáculos profesionales
La primavera. ES PRIMAVERA. Todo renace, todos estamos felices.
Se terminó la sequía, ¡están los embalses llenos!
Las flores vuelven a ser las protagonistas.
La semana pasada corrí por primera vez 10km :)
Adjudicar oficialmente una librería de confianza en el barrio
RECOMENDACIONES:
Un enlace:
Podéis daros el gustazo de ver como ha subido en gráficos la capacidad de los embalses en España aquí. (Algo bueno tenía que traer la lluvia).
Una (o dos) películas:
De vez en cuando me gusta ir al cine los miércoles y oler a palomitas. Recomiendo más este plan que cualquier película. Además, desde que me mudé tengo el cine muy cerquita y espero poder ir más a menudo.
Anyways esta semana fue el turno de: Cónclave es un thriller psicológico dirigido por Edward Berger y basado en la novela de Robert Harris. La película te sumerge en el Vaticano tras la muerte del papa, donde un cardenal simpático lidera un cónclave lleno de tensión para elegir a su sucesor. Con cuatro candidatos de perfiles muy distintos —desde el progresismo hasta el tradicionalismo más férreo—. No diría que es la mejor película del año (aunque hay quien dice que sí), pero me pareció bastante buena: un argumento bien construido que relata bastante bien la actualidad religiosa y social.
En Netflix vi As Bestas. La tenía MUY pendiente porque se rodó en mi tierra: El Bierzo. También es un thriller MUY BUENO, con una tensión horrorosa que dura hasta el final. Lo mejor y lo peor es que está basada en hechos reales. Recomendadísima si te gusta este estilo de pelis, y si eres galleg@, más.
Un (o dos) podcast:
En inglés:
En Español (yo lo vi entero) :
Un libro:
Estoy OBSESIONADA con la creatividad y estoy con: EL CAMINO DEL ARTISTA -ANAHI. Uf, vete y corre a leerlo, buenísimo. Las dos frases que he sacado de esta nube están recogidas del libro (hacia años que no subrayaba tanto uno).
Una canción:
Esta que huele a primavera, a calorcito, a celebrar y querer mucho.
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Que tengas una feliz semana
¡Anda, así que eres gallega, amiga! Aquí una compatriota ;).
Me ha encantado esta newsletter, cuantos temazos y frases memorables en tan poco espacio.
Mi pareja siempre me dice que lo mejor cuando no sabes qué hacer es tirar una moneda porque mientras gira en el aire te darás cuenta de qué lado deseas que caiga. Espero que haya sido así para tu hermana y tenga clara su decisión.
Respecto al Camino del artista, yo lo leí, tras muchos años en pendientes, durante la cuarentena y fue una parte clave de un proceso de transformación brutal. Quisiera volver a leerlo y de hecho me ronda la cabeza hacerlo en comunidad la próxima vez. Porque creo que es un libro del que siempre puedes sacar algo nuevo. Disfrútalo y ya me contarás :)
Me guardo los links a esos dos podcast porque ambos tienen pinta de merecer mucho la pena.
Un abrazo!!