“Busco lo extraordinario para decirlo con palabras comunes y corrientes” Roberto Bolaños
Por qué escribo
Sofía Fernández
En la casa de mis padres tengo, desde hace por lo menos 15 años, un pequeño baúl bajo llave donde guardo una de las cosas más preciadas que tengo.
Imagina, por un momento, que tienes unos 5 o 6 años. Imagina que te regalan un diario cuando prácticamente has aprendido a juntar letras hasta formar palabras. Imagina que te llevas ese diario a todas partes y se convierte en tu mejor amiga. Imagina que desde ese entonces no puedes dejar de escribir sobre lo que pasa a tu alrededor. ¿Tú no guardarías ese primer manuscrito como si fuera literalmente un tesoro?
Ese diario, y por lo menos los dos que le siguen, contienen recuerdos que ya no recuerdo. Esos diarios encapsulan en el tiempo mi esencia, mis bases, el desarrollo de mi personalidad, mi sensibilidad, lo que soy…
A veces, cuando lo necesito, abro ese baúl y me paso horas leyendo muy emocionada cada página desde, yo que sé, ¿los 5 a los 16 años? Y siempre me pasa lo mismo, me sorprendo de lo poco que he cambiado, mis cimientos están tan enraizados que por mucho que crezca la copa del árbol, cuando no sé que hacer, vuelo a la base. Es ahí donde siempre me voy a encontrar. Es ahí donde vive mi yo más puro, mi yo niña, y me aseguro que mientras la proteja, todo va a ir bien.
Creo que el mundo adulto nos tiene a todos fatal de la cabeza. Todo tiene que tener una razón, todo lo que haces tiene que ser productivo o dar dinero. Nos tomamos demasiado en serio la vida. Está prohibido perder el tiempo, esta prohibido hacer el ridículo, está prohibido no parecer formal, está prohibido imaginar, despistarte por tener la cabeza en las nubes, está prohibido dormir más de la cuenta, ser hedonistas, soñar con cosas cosas lejanas, hacer las cosas por el puro placer de hacerlas. Está prohibido hasta bromear de las cosas serias.
Que sí, que la vida no es fácil. Te tienes que endurecer, “amueblar la cabeza” en orden para avanzar puestos, para crecer. Tienes que anestesiar sentimientos, total, el lunes toca volver a trabajar.
Sin embargo, no he encontrado la forma de sobrevivir a la vida adulta sin volver una y otra vez a la niñez. Diría que a medida que me hago mayor, más me empeño en volver a ser una niña. No hablo de inmadurez, ni de la falta de responsabilidades, hablo de aprender a volver a disfrutar, de aprender a cuidarme. Al fin y al cabo, esa niña que escribía en su diario de princesas tiene que salir adelante. ¿Qué quería la Sofi peque? ¿Qué le hacia feliz? ¿Qué disfrutaba? Contestar a esas preguntas e intentar llevarlas a cabo es cuidarla, cuidarme.
Además, tengo la suerte de tener un lugar donde guardo la chuleta por el puño y letra de mi yo del pasado para mi yo del presente.
De hecho, a veces siento que esa necesidad que tengo de escribirlo todo es un impulso para ayudar a mi yo del futuro, para dejar las respuestas a mano para cuando las necesite. Por ejemplo, cuando estoy a punto de hacer algo que me da mucho miedo, vuelo a lo que escribí aquella vez que hice algo que también me daba mucho miedo y aún así lo logré. Encuentro una amiga en mi misma, una amiga que me dice que sienta lo que tenga que sentir, y me asegura que podré con ello.
También es una manera de desprenderme de todo lo superficial, de lo inútil. Para mi, lo único que es perder el tiempo es hacer todo aquello que no disfruto. Así de fácil. La vida adulta nos tiene a todos tan en piloto automático que se nos olvida que estamos aquí de paso. Que lo único urgente es vivir. Vivir. Vivir. Obsesiónate con esa palabra. Una vez escribí que nos empeñamos en mirar el camino hacia delante y hacia atrás, pero que la vida va de ensancharla, es en el margen donde nacen las flores.
La vida es menos nuestra de lo que pensamos, estamos en el mundo alquilados, y cuando nos vayamos, otros llegarán. Tenemos un tiempo limitado, puedes pasar por él de puntillas y sin hacer mucho caso, o pisar fuerte, con ganas. Con suerte hasta puedes dejar alguna huella. Yo tengo un truco: vuelve a la niñez y siéntelo todo.
Para mi, escribir es volver a ser, soñar, imaginar, pero es también aventura, nunca sé a donde me va a llevar, y eso me engancha. Es el camino en si mismo, es mi terapia, mi manera de entenderme, de entender el mundo, mi alrededor, de poner en orden mi cabeza, de dejar los miedos e inseguridades atrapados en las letras para que no molesten, de sentir. Escribir ya no es un hobbie, es una extensión de mi misma, como lo es un brazo o una pierna.
La primera página de mi primer diario iba dirigido a mi prima Candela, que me hizo, sin saberlo, uno de los mejores regalos de mi vida, -porque escribir solo me ha dado alegrías-.
Empecé a tontear con las palabras en forma de cartas, como esta que estás leyendo. ¿Lo ves? Todo vuelve al origen.
Cande, esta carta, como aquella primera, te la dedico a ti, que sé que me sigues leyendo. Gracias porque te siento en cada pisada. Tía Susi, gracias a ti también por financiar ese primer regalo. La familia sigue siendo, para mi, la base de todo.
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Cosas bonitas y recomendaciones de la semana:
A estas alturas ya os habréis dado cuenta que el nombre En Las Nubes no es casualidad. Quería celebrar los más de 100 lectores que somos hoy de una forma especial. Esta carta, muy personal, es para vosotros.
Bruno haciéndome compañía mientras escribo.
Ha sido una semana bonita y pausada, el mar me despidió con unos últimos días muy soleados que disfruté muchísimo.
Ayer conocí la zona montañosa de Cádiz y me enamoré. Vivo en un país maravilloso.
Cuando viví en Italia me aficioné a escuchar música en su lengua y esta semana me crucé con una canción que creo que viene genial para la nube hoy. Os dejo la canción subtitulada, ya me diréis si os gusta. Por cierto, gracias por vuestras recomendaciones de la semana pasada. Si tenéis más que compartir, por favor, dejádmelo en comentarios.
Hoy no voy a recomendar ni peli ni serie, pero vi el documental de la vida de Jesús Quintero y me encantó.
Esta vez os traigo dos newslwtters. Una en Español y otra en inglés. La primera se llama Alas, de verdad, me encanta como escribe Carla. La segunda en inglés es de Catherine Shannon y solo puedo decir que ojalá algún día ser la mitad de guay que ella.
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Pues eso, que muchas muchas gracias por “escucharme”.
Que tengas una feliz semana.
Me ha encantado tu post! 💕 La canción de Ultimo es preciosa, fue la primera canción que descubrí que me gustaba en italiano y ahora soy fan de él y de muchos más. Próximamente voy a vivir una temporada en Italia ¿tienes algún consejo?
Escribo para las olas,
para calmarlas,
para que la agonía no me devore por dentro.
Escribo porque no entiendo lo que hago,
ni a dónde voy.
Espuman los pensamientos,
y resuenan en el acantilado.
Escribo para experimentar, para errar,
para enfrentar mis debilidades,
y verme crecer.
Escribo para la imprevisibilidad de la vida,
para controlarla un poco más
y soltarme ante su flujo.
Escribo para la tristeza,
porque duele,
pero me enseña que también puede ser
tremendamente dulce.
Escribo porque no creo en los finales,
y mucho menos en los tristes.
Por eso siempre,
puntos suspensivos…